Un mal partido
Antonio Gala en El Mundo
Estamos en fechas de regalos. No extraña que el PP haya hecho público un Código ético de Buenas Prácticas. Sí, que se haya quedado tan corto después del espectáculo de corrupción generalizada que ha estado dando estos últimos años. Y tapar la venta de favores defendiendo posturas ultracatólicas sobre el aborto, como hace el curita Camps o su segundo Cotino, miembro del Opus, es escandaloso más que sonrojante: las palabras no pueden contra los hechos, ni la castidad anula la apropiación de lo ajeno. Los silencios prolongados no borrarán la visión de un partido difamatorio y lenguaraz, que decepciona a sus propios miembros, siempre que sean decentes, y a sus votantes confiados. Si hemos de caer en tales manos cuando acabe esta legislatura, quizá yo muera lejos de España. Condenar ahora a Gürtel y defender al presidente de una Diputación, cuyo nombre se me escapa, es insultar la inteligencia de los gobernados. Como mandar a Europa a un inculpado. Si hay alguien que representa lo contrario de la democracia son esas actuaciones, sobornos, mordidas y dinero más negros que su alma.
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