'Soy

jueves, 27 de diciembre de 2012

Verdi-Va Pensiero (Nabucco).

“La música es el corazón de la vida. Por ella habla el amor; sin ella no hay bien posible y con ella todo es hermoso”.
Franz Liszt

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Cuando llega el momento de divorciarse

El divorcio parece necesario en algunas parejas, una vez se conocen la seriedad de las causas que las hacen entrar en crisis frecuentemente. Sin embargo estas situaciones que para otra persona desde fuera representarían, sin dudarlo, razones suficientes para la ruptura, no se muestran tan evidentes para esas parejas en particular.

Los protagonistas continúan adelante a través de los años, contra todos los pronósticos negativos y contra toda aparente sensatez. Al parecer, solamente ellos comprenden razones por los cuales no quieren divorciarse.

Pueden aducir razones de de tipo religioso con argumentos como:“si nos casamos para siempre, tenemos que seguir adelante”. Otros colocan a los hijos como motivo principal para continuar en una pareja disfuncional, sin reparar que ese compromiso no garantiza un clima afectivo, de respeto y cuidado para ser modelo a imitar por parte de sus hijos. También están los que no quieren perder un lugar social estable, que cambiaría radicalmente con un divorcio. Por otra parte, están los que le cuesta admitir un fracaso ante los ojos de los otros.

Además tenemos los que minimizan y evitan reconocer el deterioro del vínculo. Se conforman y tratan de adaptarse con el menor costo emocional posible. Algunos prefieren mantenerse en la pareja porque tienen miedo a la soledad. En otras ocasiones los motivos son por no haber logrado una independencia económica que le permita emanciparse de la pareja.

El tema de la autonomía no se refiere, en exclusiva a lo económico, hay otra autonomía más importante, que es la referida al dominio personal. Lo contrario a la autonomía es la dependencia, y concretamente la dependencia emocional. Las personas que padecen una dependencia de este tipo pueden llegar a tolerar eventos graves, como el maltrato emocional, la infidelidad y otros que podría alejar a cualquier pareja y llevarla a la ruptura.

Sea cual fuere la razón que lleva a resistirse ante el divorcio, hay que comprender que esta actitud puede revertirse positivamente si la pareja emplea su energía, no solo para adaptarse, sino para intentar cambiar los factores que hacen ardua la coexistencia.

En caso contrario, ambos son participes de una infelicidad que los marcará a lo largo del tiempo en que se mantengan juntos, y que posiblemente se extienda a quienes los rodean cercanamente.

Probablemente pocas personas decidan comentarle a una pareja, que lo mejor es que se divorcien, porque aunque se tenga la mejor de las intenciones, esa intervención es inútil.

Las personas no se separan porque otros le digan que eso es lo mejor sino porque no se aguantan mutuamente y ya no ven caminos de salida.

El paso final sucede cuando ambos entran en la trampa de la ambigüedad, que simboliza estar sin estar, como fantasmas de lo que una vez fueron. Si quedan detenidos allí, es momento de tomar decisiones y encontrar la energía para divorciarse.

El divorcio tenemos que entenderlo como algo humano, un cambio más en nuestra vida para conseguir sufrir menos. Si cambiamos la mirada, todo será más sencillo. Muchas películas nos han presentado como final feliz la boda de los protagonistas pero estaría bien que nos enseñarán que el final feliz también llega con el divorcio.”

Matilde del Pino Burgos (psicóloga, Máster Internacional en Psicología Clínica y de la Salud, y Experto Internacional en Psicología Forense).

lunes, 24 de diciembre de 2012

Navidad, por José Antonio Pagola

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Murillo: “Adoración de los pastores”. Museo del Prado. Madrid


Poco a poco lo vamos consiguiendo. Ya hemos logrado celebrar unas fiestas entrañables, sin conocer exactamente su razón de ser. Nos felicitamos unos a otros y no sabemos por qué. Se anuncia la Navidad y se oculta su motivo. Muchos no recuerdan ya dónde está el corazón de estas fiestas. ¿Por qué no escuchar el «primer pregón» de Navidad? Lo compuso el evangelista Lucas hacia el año ochenta.

Según el relato, es noche cerrada. De pronto, una «claridad» envuelve con su resplandor a unos pastores.

El evangelista dice que es la «gloria del Señor». La imagen es grandiosa: la noche queda iluminada. Sin embargo, los pastores «se llenan de temor». No tienen miedo a las tinieblas sino a la luz. Por eso, el anuncio empieza con estas palabras: «No temáis».

No nos hemos de extrañar. Preferimos vivir en tinieblas. Nos da miedo la luz de Dios. No queremos vivir en la verdad. Quien no ponga estos días más luz y verdad en su vida, no celebrará la Navidad.

El mensajero continúa: «Os traigo la Buena Noticia, la gran alegría para todo el pueblo». La alegría de Navidad no es una más entre otras. No hay que confundirla con cualquier bienestar, satisfacción o disfrute. Es una alegría «grande», inconfundible, que viene de la «Buena Noticia» de Jesús. Por eso, es «para todo el pueblo» y ha de llegar, sobre todo, los que sufren y viven tristes.

Si ya Jesús no es una «buena noticia»; si su evangelio no nos dice nada; si no conocemos la alegría que sólo nos puede llegar de Dios; si reducimos estas fiestas a disfrutar cada uno de su bienestar o a alimentar un gozo religioso egoísta, celebraremos cualquier cosa menos la Navidad.

La única razón para celebrarla es ésta: «Os ha nacido hoy el Salvador». Ese niño no les ha nacido a María y José. No es suyo. Es de todos. Es «el Salvador» del mundo. El único en el que podemos poner nuestra última esperanza. Este mundo que conocemos no es la verdad absoluta. Jesucristo es la esperanza de que la injusticia que hoy lo envuelve todo no prevalezca para siempre.

Sin esta esperanza, no hay Navidad. Despertaremos nuestros mejores sentimientos, disfrutaremos del hogar y la amistad, nos regalaremos momentos de felicidad. Todo eso es bueno. Muy bueno.

José Antonio Pagola es sacerdote español nacido en 1937. Licenciado en Teología por la Universidad Gregoriana de Roma, Licenciado en Sagrada Escritura por Instituto Bíblico de Roma. Entre sus obras destaca el libro: “Jesús, aproximación histórica”.

Raya Real - Madre en la puerta hay un niño

martes, 18 de diciembre de 2012

¡Vuelve la Navidad!

¡Vuelve la Navidad! Por Matilde del Pino Burgos

Vuelve de nuevo la navidad y con ella también el afecto negativo que aparece en muchas personas durante esta época. Para aquellas personas cuya fe religiosa le estimula a vivir con alegría el nacimiento de Cristo, para quien logran llenarse de ilusiones de dar y recibir regalos, y para quienes viven buenas relaciones familiares esta es una buena época del año. Pero esta última parte, la de las relaciones familiares, producen con mucha frecuencia malestares y tensiones. Estas fiestas favorecen las reuniones de amigos y familias, y en muchos casos es sólo en estos momentos cuando nos reunimos. Es más fácil que al estar más tiempo con padres, hermanos, suegros, cuñados…surjan o reaparezcan temas de conflictos.

No esperen que en estas fechas cambien viejos problemas familiares, si quieren hacer por solucionarlos es más eficaz hacerlo durante el resto del año, normalmente en este tiempo los problemas, debido al aumento de la convivencia y de las diferentes tensiones suelen aumentar. Hace tiempo comentaba con una amiga que los amigos se eligen y la familia te toca. Nada más cierto. Como decía el gran Perich, una de las más saludables costumbres del hombre consiste en reunirse con su familia por navidad. Ello permite pasar tranquilo el resto del año.

Mucha gente padece el “síndrome navideño”, ya que para estas personas la navidad no es una celebración sino una pesadilla. Las causas son complejas y abarcan factores sociales, culturales y personales. Entre ellos podrían destacar el recuerdo de los ausentes, las reuniones familiares que suelen dar lugar a muchos de los encontronazos desagradables que ya hemos enunciado; la sobreestimulación interna y externa que nos agobia, el rechazo a la programación cultural y social que nos exige alegría compartida, felicidad en abundancia y deleite universal en todos los sitios y con todos; la dificultad de conciliar otros sentimientos como los de rabia y tristeza, que entran en contradicción con el “espíritu navideño”; la regresión infantil que sufrimos, la triste realidad que sufrimos cada día y que resuena más en navidad, ahora bien, tranquilos que esto es transitorio.

Aunque el sufrimiento es individual y particular en cada caso, considero que entre los síntomas del síndrome navideño, muestra síntomas como disconfort y pensamientos negativos anticipatorios a los estímulos navideños (con fantasía de huida y evitación); odio y tirria a los anuncios del “almendro”, “los bombones de Ferrero Rocher”“las muñecas de famosa”; tentativa de huida (con siesta de cuatro horas tras largas comilonas, deseos de hibernación e intento de narcotizarse con bebidas varias) y recuerdos recurrentes de los ausentes ante sillas vacías.

De forma genérica se puede decir que para que estas fiestas sean lo más placenteras posible, es necesario que nosotros mismos nos dosifiquemos, que bajemos expectativas a la hora de satisfacer y ser satisfecho: no hay nada peor que tener que disfrutar de algo por obligación. Si nos obligamos a que la navidad sea un momento de tranquilidad, deleite, encuentro, diversión e ilusión, es más probable, paradójicamente que seamos incapaces de alcanzarlo

Les aconsejo que no dramaticen, puesto que al fin y al cabo la navidad solo tiene cinco fechas señaladas, mejor piensen que no existe la navidad sino esta navidad; si están deprimidos no nieguen la tristeza, deben adaptarse a ella y dedicarse a pensar en sí mismo; hagan ayuno de el egoísmo, la intolerancia y la estupidez y rescaten dosis de solidaridad, generosidad y optimismo inteligente.

Con todo esto: felices fiestas, no se afanen mucho a disfrutarlas, sólo vívanlas.

Matilde del Pino Burgos es psicóloga, y posee los títulos de Máster Internacional en Psicología Clínica y de la Salud, y Experto Internacional en Psicología Forense.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Revolver– El roce de tu piel

Revolver, grupo español que se creó a finales de 1988 en Valencia por Carlos Goñi (compositor, voz y guitarra), Rafael Pico (batería), Sergio Roger (bajo) y Jorge Lario (guitarra)

domingo, 16 de diciembre de 2012

Llega la Navidad

Para mi la Navidad, no tiene ningún sentido especial positivo, ni histórico (Jesús, para la mayor parte de exegetas e historiadores neotestamentarios serios e independientes, no nació en Belén, ni en Navidad). Poco importa que la conmemoración del natalicio de Jesús responda a una convención y no a una fecha histórica. Por lo pronto, no todo el cristianismo celebra la Navidad el mismo día. Son unas fiestas consumistas, cargadas de hipocresía, pues, a pesar del contenido espiritual que debiera predominar, la mayor parte de la gente recuerda la temporada navideña por lo que regalan o por lo que reciben. Aunque, en estas próximas Navidades, deberemos estar agradecidos al presidente Rajoy porque gracias a sus recortes, el consumo será menor. Pero muchos padres llegarán desesperados a sus hogares porque no tienen dinero para comprarle un regalo a sus hijos. Muchos niños al llegar la medianoche no entenderán por qué ese viejo con atuendos invernales y los colores de la Coca Cola deja regalos en algunas casas y no los deja en otras. Encima, ahora, por designio papal, sin ningún fundamento histórico, los Reyes Magos ya no vinieron de Oriente sino del antiguo reino de Tartessos en Andalucía. ¡Toma ya, mi “arma”! Noche de Paz, Noche de Amor. ¿Acaso al brindar con champán a la medianoche nos acordamos de los más desprotegidos y vulnerables?

Llega la Navidad, el momento de lavar las malas conciencias y de la mentirosa felicitación. Llega la hora de entrar en el supermercado y encontrarte a ciertas señoronas, de lo más “in” de la ciudad, enjoyadas y emperifolladas, luciendo camisetas y portando bolsas de plástico de La Gran Recogida de Alimentos que patrocina una entidad financiera y promueve el Banco de Alimentos. La misma entidad bancaria que a la vez está desahuciando a victimas reales e inocentes de la crisis. Así, de paso, lava su imagen pública y evita que muchos se cuestionen, profunda e intelectualmente, por qué existen familias enteras que necesitan comida y quiénes son los causantes de esta injusticia social, y de que nuestro país vaya por el camino del retroceso en nivel de bienestar social a los tiempos de la posguerra. Este modelo indigno, hipócrita y repugnante, te echa de tu casa pero te dona muy cristianamente un kilo de arroz con el logotipo de un banco para que te lo comas debajo un puente. Es la crueldad máxima teñida de sentimentalismo barato.

El nacimiento de Jesús, que cambió la historia del mundo, estuvo rodeado de un contexto de exclusión para su época que bien valdría le pena recordar para los tiempos que nos tocan vivir. Unas fiestas tristes, muy tristes, porque, para mi, la Navidad dista de ser un periodo de reflexión, reencuentro y solidaridad. Pero esto no quita, que  a todos los que estimo y quiero, les desee que la Navidad sea para ellos un periodo de paz, amor y felicidad.

Alejandro Sanz - Yo sé lo que la gente piensa

jueves, 13 de diciembre de 2012

James Taylor - Don't Let Me Be Lonely Tonight

De las mejores canciones de James Taylor. Que nadie se encuentre solo, y que a nadie le dejen estar solo. Pero, la soledad no es estar solo, es sentirse solo. El científico más famoso del mundo, Albert Einstein una vez escribió: "Me es muy extraño ser conocido por todo el mundo y al mismo tiempo sentirme tan solo." Sentirnos solos... Todos pasamos por ahí en algún momento, en algún lugar, en algún pensamiento... Lo cierto es que, como dijo el novelista Joseph Conrad, “vivimos como soñamos: solos”.

Los poemas de soledad son un reflejo de la angustia que conlleva la situación y, a la vez, una forma de combatirla. “Ausencia” de Jorge Luis Borges, es una buena muestra de cómo las mejores plumas han reflexionado sobre el tema:

Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Cada uno en su sitio

Debo y quiero expresar mi más absoluta indignación y repulsa ante las acusaciones que doña Celia Villalobos, vicepresidenta primera del Congreso de los Diputados, vertió contra la Rectora y contra el prestigio de la propia Universidad de Málaga (UMA), en el Congreso Provincial de Nuevas generaciones del Partido Popular, ante una audiencia “ad hoc”.

Estas descalificaciones, además de desorbitadas e impropias de toda una vicepresidenta del Congreso, son del todo injustas. Evidentemente, toda crítica procedente del conocimiento es necesaria y constructiva, pero como dijo Sócrates: “sólo hay un bien; el conocimiento. Sólo hay un mal: la ignorancia”. Pues, desde la más absoluta ignorancia, la señora Villalobos ha arremetido contra la Rectora y contra la propia Universidad, cual “yegua de Troya”,como acertadamente la ha calificado el periodista y profesor de la UMA, Teodoro León Gross en un contundente artículo en el diario SUR.

Es cierto que nuestra rectora ha cometido errores y que sería de desear que centrara todos sus esfuerzos en el gobierno de nuestra Universidad, pero acusarla de ser la causante,-según la diputada por Málaga-, de “cargarse el prestigio de la Universidad de Málaga” es un monumental despropósito, rayano en la villanía. En primer lugar, para cuestionar el prestigio de una Universidad, en este caso la nuestra, primero ha de pasarse por ella; después quizás se puede tener autoridad para criticarla, algo que carece la diputada Villalobos, en cuyo currículo, esencialmente político, destaca su paso por el Ministerio de Sanidad y su “magistral” tesis doctoral sobre su actuación en la “crisis de las vacas locas”. Habrá que recordarle a la señora diputada que la Rectora, Adelaida de la Calle, presenta una dilatada trayectoria docente, investigadora (cinco sexenios de investigación le contemplan) y de gestión que, con independencia de las críticas que con fundamento puedan hacérsele, la hacen merecedora de un mínimo respeto.

En segundo término, porque nuestra Universidad, que ahora cumple 40 años, siendo joven ha dado un giro copernicano a nuestra ciudad, siendo la institución que genera el mayor volumen económico en nuestra provincia. Entre otros, el presidente de la Confederación de Empresarios de Málaga, -nada sospechoso de “sectarismo progresista”, señora Villalobos-, ha destacado que nuestra Universidad “ha ganado en relevancia, solvencia y calidad académica” y que está llamada a convertirse en el motor económico de la provincia. Por su parte, el decano del Colegio de Economistas, ha afirmado que “tenemos una gran Universidad” y que la formación que da la UMA es “muy buena, aunque a veces la critiquemos”. En este sentido, habrá que recordar, a modo de ejemplo, que en la última convocatoria MIR ha quedado reflejada la calidad de la UMA en comparación con el resto de universidades españolas.

Por supuesto que hay deficiencias y que hay que mejorar sustancialmente en muchos aspectos, pero vilipendiar y desprestigiar a la UMA, en el modo en que lo han hecho la señora Villalobos y, con anterioridad, el Alcalde de la ciudad en Nueva York, constituyen actitudes prepotentes, ignorantes, injustas, irresponsables y ridículas.

Recortar brutalmente en investigación, infraestructuras, personal, ayudas, becas, etc, tanto por el Gobierno Central, como también por el Autonómico, y a la vez denunciar la falta de calidad, es de una hipocresía que repugna.

Dedíquense los políticos a sacar al país de la crisis, a dejar de castigar al ciudadano con impuestos, “tasazos” judiciales, recortes en sanidad, a rescatar bancos con nuestros impuestos, a desmantelar la educación pública y el estado de derecho y de bienestar social, y pónganse a trabajar en serio para generar puestos de trabajo, y dejemos de politizar la Universidad que debe estar ajena a los vaivenes políticos. Cada uno en su sitio, que así nos irá mejor.

José M. Pastor Vega

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Paul McCartney - Here, There And Everywhere

España está al nivel de Botsuana... ¡en percepción de corrupción!

España continúa estancada en alrededor del puesto número 30 del índice de percepción de la corrupción de 2012 que ha elaborado la organización Transparencia Internacional, que sitúa a nuestro país en el mismo puesto que Botsuana y por detrás de la mayoría de países de la antigua UE de los 15.

Según este estudio, que establece cuáles son los países más y menos corruptos del mundo teniendo en cuenta la percepción de su población, España obtiene una nota de 6,5 en lo que se refiere a transparencia, sólo tres décimas por encima de la obtenida el año pasado y cuatro más que en 2010 y 2009. Sin embargo, son seis décimas menos de la puntuación que sacaba España en años anteriores, como en 2004, cuando obtuvo una nota de notable (7,1).

En la presentación del informe, el presidente de Transparencia Internacional España, Jesús Lizcano, ha alertado de que nuestro país sigue "atascado" en lo que a la percepción de la corrupción se refiere, un asunto en los que "no avanza" porque hay "bastante que mejorar".

Es más, el catedrático Manuel Villoria, miembro de Transparencia Internacional España, ha identificado la corrupción en nuestro país como un "problema cultural", ya que considera que a los políticos "les cuesta mucho asumir la idea de tener más transparencia".

Según ha explicado, "de puertas para fuera" los políticos hablan de mejorar los niveles de transparencia de las instituciones, pero "de puertas para adentro la cosa cambia". A su juicio, es un problema que debe abordarse desde las primeras etapas de la educación hasta la formación de funcionarios en valores éticos.

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James Blunt - Tears and Rain

domingo, 2 de diciembre de 2012

102 minutos que cambiaron América

Martes, 11 de septiembre de 2001. Nueva York, 8:46 a.m. A medida que los acontecimientos se iban sucediendo a lo largo de la mañana, algunos testigos presenciales se quedaron congelados por el shock, otros se detuvieron para ayudar a quienes pedían auxilio y otros se esforzaban por encontrar un sitio seguro mientras el mundo asombrado intentaba comprender y asumir lo que estaba pasando. Algunos neoyorkinos tomaron al vuelo sus cámaras antes de emprender la huida para grabar la Historia en el mismo momento en que se estaba produciendo. A pesar del caos y del peligro muchos de ellos mantuvieron sus aparatos grabando en medio de la catástrofe.