¿Qué resta ahora de ti, padre dulcísimo?
A veces pienso que la carne, que la llagada,
la decisiva carne de tus hijos,
cayéndose a pedazos en la carne severa
de sus hijos, deshaciéndose en hilachos
en la carne de los hijos de sus hijos
Gracias a ti, padre amantísimo,
náufrago para siempre de mí mismo,
hambriento todavía,
vivo de pura sed, muerto de amor,
dolido, sí, descuartizado
entre destino e historia.
entre fatiga y trabajos,
entre belleza y dolor.
La lluvia nos unirá sin duda un día.
Hojas que arrastra el aire,
seremos polvo y nada más que polvo,
un sol desnudo, material, de plomo,
cenizas, huesos,
piedras, todo.
Del poema de Jaime Labastida, “Segunda aproximación a la muerte de mi padre”
3 comentarios:
Amigo Pepe...simplemente, un abrazo.
Ya sabes que me tienes aqui para todo cuanto necesites.
Como duele amigo pepe, pero sabes que teniendo a los amigos a tu disposicion es todo mas llevadero.
Un fuerte abrazo.
¡levanta el animo!
Salud
Gracias, sois los mejores
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