'Soy

sábado, 14 de noviembre de 2009

Rincones de Málaga. Plaza de la Merced

Me fascina pasear por mi ciudad, aunque a veces llego a casa malhumorado y entristecido por el estado lamentable de ruina y de abandono en el que se encuentran muchas de sus calles, monumentos y edificios singulares. Pero en cada paseo que hago por sus rincones descubro algo nuevo de esta ciudad que sigue siendo una gran desconocida para los propios malagueños. Intentaré en este blog poner mi granito de arena para que todos conozcamos más a esta, a pesar de todo y todos, todavía bella ciudad que me vio nacer. Hoy comenzamos con la Plaza de la Merced enclave romántico testigo de mis juegos de niño.

Plaza Merced-1 
Plaza de la Merced. En el centro el obelisco del monumento a Torrijos, al fondo las Casas de Campos, a la izquierda edificio que ocupa el lugar de la desaparecida Iglesia de la Merced.

P1040127(1)Los orígenes de la Plaza de la Merced se remontan al Municipio Flavio Malacitano pues en ella aparecieron restos de un graderío que denunciaban la existencia de un anfiteatro romano. Fue una explanada extramuros que tras la conquista cristiana pasó a albergar un mercado declarado franco en 1498, de donde recibió el nombre de Plaza del Mercado. En un mesón se acogía a los musulmanes que venían a trabajar a la ciudad, y que pasó a ser el Hospital de Santa Ana (en la actualidad manzana de los cines Victoria y Astoria). Más adelante se denominó Plaza de Riego, en memoria del general liberal del siglo XIX, que la visitó en 1822. En este siglo se convirtió en un lugar de esparcimiento para la burguesía. En aquella época tenía una fuente en su centro.

Al noroeste de la plaza estuvo la Iglesia y Convento de Nuestra Señora de la Merced, erigida en 1507 y ampliada en el siglo XVIII, que desapareció con la quema de conventos de 1931. La plaza fue reformada en 1857 y otra una vez más en 1988 por Carlos Miró, perdurando su imagen decimonónica.

Destaca el monumento de estilo neoclásico tardío que centra la composición del resto de la plaza, erigido a la memoria del general Torrijos y sus 48 compañeros, fusilados el 11 de diciembre de 1831 en las playas de San Andrés. Sus cuerpos fueron trasladados desde el Cementerio de San Miguel y reposan en su bóveda subterránea. Fue proyectado en 1842 por el arquitecto municipal Rafael Mitjana. El clasicismo de sus formas, el obelisco con toda su carga simbólica referente a la inmortalidad, las coronas de laurel, hablan de su inspiración en obras francesas de finales del siglo XVIII que influyeron mucho en los monumentos románticos españoles.
DSC_0027
 Detalle del obelisco a Torrijos
Entre las edificaciones notables que rodean la plaza destacan: los números 9-10, las más antiguas de la plaza, con fachadas del siglo XVIII; el número 12, edificio de 1883 que tiene la singularidad de la alternancia de los cierros, que en la última planta son una galería acristalada. En su interior tiene un nivel constructivo elevado típico burgués con vidrieras policromas en las puertas, pinturas murales al temple en el techo de la planta principal y baldosas hidráulicas en los suelos.
Casas de Campo
Las Casas de Campos
Al frente en el lugar que ocupaba la iglesia de la Paz fue construida la manzana de edificios conocida por Casas de Campos, que toma su nombre de su promotor Antonio Campos Garín, Marqués de Iznate. En el segundo piso de la casa nº 15 nació Pablo Picasso el 19 de octubre de 1881 y donde hoy tiene su sede la Fundación Picasso. La casa nº 13 fue rehabilitada y adquirida por la Fundación Picasso del Ayuntamiento, para extensión de la Casa Natal de Picasso como espacio expositivo, especialmente de la extensa colección Jan Lohn.
Además de Picasso y Rafael de Riego, en la plaza vivieron el escultor Fernando Ortiz, el escritor Juan José Relosillas, el arquitecto Jerónimo Cuervo y el pintor Bernardo Ferrándiz.
DSC_0019 Estatua de Picasso
En diciembre de 2008 se instaló en esta plaza una escultura de cuerpo entero de Picasso, obra realizada por Francisco López Hernández.
Para saber  más: Guía Histórico-Artística de Málaga. Dirección: Rosario Camacho. Editorial Arguval.

No hay comentarios: