'Soy

miércoles, 10 de febrero de 2010

¡Hay que tener poca vergüenza”

Transcribo algunos párrafos de un artículo titulado ¡Hay que tener poca vergüenza!, publicado en "Cosas de la vida", blog personal de Montse Pedroche.

“ La última propuesta de los políticos de retrasar la edad de la jubilación me ha hecho acordarme de Mafalda cuando decía eso de ¡Qué atrasado está el progreso!

Me parece indignante que nos planteen que tenemos que trabajar más y me indigna todavía más que nos lo digan precisamente aquéllos y aquéllas que no han trabajado nunca, aquéllos y aquéllas que nunca han dado un palo al agua, aquéllos y aquéllas que lo único que han hecho ha sido afiliarse a las juventudes o a las nuevas generaciones para servirse del cargo y no para servir al cargo, convirtiendo así la política en una profesión rentable, en lugar de un servicio público. ¡Manda güevos! ¡Hala, todo el mundo a trabajar más, independientemente de las características del trabajo que realice! ¡Eso es Justicia, Racionalidad y Sentido Común!

A mí me parece que retrasar la edad de la jubilación de forma general no es ético. ¿De verdad, nuestros políticos van a tener la poca vergüenza de pretender que un hombre del campo siga yendo a podar y a ensarmentar con 67 años?, ¿de verdad van a tener la poca vergüenza de querer que un albañil se siga subiendo a un tejado en pleno mes de julio con 67 años?, ¿de verdad van a tener la poca vergüenza de querer que una persona siga descargando camiones con 67 años?…

Y mientras tanto, ellos y ellas cobrando sueldos vitalicios y aprobando leyes para asegurarse sus escandalosos privilegios en las pensiones de jubilación y en los sueldos de políticos y cargos públicos. Y mientras tanto, los ciudadanos y ciudadanas de a pie tendrán que trabajar más para cobrar menos porque ahora pretenden que en lugar de contar los 15 últimos años cotizados para establecer la pensión a recibir cuenten los 20 últimos. Y mientras los ciudadanos y ciudadanas de a pie tienen que cotizar durante 35 años para cobrar la pensión máxima, nuestros representantes políticos (que no nuestros amos/as) con sólo 7 años como parlamentarios cobran la pensión máxima. He aquí los privilegios en la jubilación de nuestra abnegada clase política.”

Enlace al artículo completo

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