'Soy

martes, 21 de diciembre de 2010

Crónica popular: La pelea de otro

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Crónica popular: la pelea de otro

por ERAL

Situación deseada: 30 años, un piso, inicio de obras para un chalet (sin ser conditio sine qua non), hijos o hijo y embarazo, un marido y un buen trabajo.

Situación inicial: 23 años, finalizando doble titulación, soltera y sin compromiso (la crisis lo puede todo), pocos ahorros, en casa de papi y mami y con mi hermano. Situación final probable: 35 años, becaria, 15 horas de trabajo, en casa de mis padres y mendigando un empleo parcial, malpagado o en negro.

La verdad es que empecé la carrera con mucha ilusión, estudiando mucho y pensando en que en 5 años me incorporaría como joven promesa al mercado laboral, tendría pareja y planes de futuro. Como todos mis compañeros, se piensa en trabajar, en ganar dinero, en progresar y en hacer una vida propia  fuera del hogar familiar. ¿Quién no quiere llegar a eso?

Hoy, sin embargo, la situación es muy diferente. Viendo que finalizaba mi carrera, decidí comenzar otra para alargar el periodo estudiantil. No hay ni oferta ni demanda de trabajo, se han roto la mayoría de noviazgos y soy consciente que viviré bajo mi madre hasta los 30. Hoy todo es muy diferente. En mi casa hace tiempo que empezó a escucharse indirectas directas como: yo a tu edad ya estaba casado, con la edad del vecino te tuve yo a ti...¿qué ha sucedido?

Mis padres me enseñaron que en esta vida al que algo quiere algo le cuesta. Creo que ha llegado el punto en el que mi generación piensa: "tanto no le costó a ellos". Es que antes, si querías estudiar, estudiabas y si no querías estudiar, trabajabas.

Si ahora alguien quiere trabajar, estudia. Y si no quiere trabajar, también estudia. Antes, al menos, había elección. Ahora ya no la hay. ¿Y qué? ¿A quién le importa? Que antes para ser un buen abogado y trabajar sólo necesitabas la carrera y ahora la carrera, un postgrado, inglés, francés, chapurrear alemán y un buen padrino. ¿Y qué? Las cosas son así... Las cosas, son así... las cosas... ¿son así?¿Desde cuándo?¿Por qué no las cambiamos?¿Por qué no protestamos, nos manifestamos, chillamos, hacemos sentadas o le tiramos zapatos al que lo diga?

Pero, cuando alguien hace esa pregunta, y piensa en un cambio porque se encuentre indignado por pertenecer a una sociedad desigual o porque se encuentre cansado de catalanes hijos de andaluces que se echan tierra encima, de zapateros, rajeros, albañiles, promotores, burbujas  inmobiliarias e hipotecas subprime, uno se da cuenta de lo diferente que nos  hemos criado, de lo fácil que lo hemos tenido y de la locura que tienen nuestros padres...sí, nuestros padres... aquellos que votaron en las primeras elecciones democráticas, que exigieron la autonomía para Andalucía, que lucharon por sus padres, por ellos y por sus nosotros. Ahí está la diferencia: ellos se manifestaban, chillaban, hacían sentadas y corrían ante unos señores que se veían muy serios vestidos de gris (y a caballo). Ellos lo hacían. Y lo conseguían. ¿Nosotros? Nosotros sólo contestamos lánguidamente: puuuuffff, que pelee otro, yo me voy al Face...

Este pequeño alegato, no es una crítica a la legislación vigente, ni al sistema socioeconómico, ni siquiera a la sociedad. Es una mirada instrospectiva, pues me siento avergonzada de estar callada, apática, de pertenecer a varias generaciones de callados, apáticos y de gente que
siempre piensa que su pelea, es la pelea de otro.

2 comentarios:

malagueto1 dijo...

Llevas más razón que un santo, suponiendo que los santos lleven razón.
Seguro que lo consigues antes de los treinta por varias razones: por tus deseos, por tu inteligencia y porque aún te faltan muchos años para los 30.

Un beso figura

Francisco Picornell dijo...

No es la vida del Rábula, camino de regalo ni deleite. Y peor aún si es atormentada por el Alzehimer de un anciano y las locuras de una Monja devoradora de Berberechos.
un saludo