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lunes, 29 de noviembre de 2010

Y mañana... todos a la agencia

Y mañana…todos a la agencia

2010-06-18-francisco-vila-tierno

FRANCISCO VILA TIERNO | PROFESOR TITULAR DE DERECHO DEL TRABAJO Y PRESIDENTE DE LA JUNTA DE PERSONAL DOCENTE E INVESTIGADOR DE LA UMA

Artículo publicado en el Diario Sur, 26.11.10

Otra vez se consuma un delito. Sin aviso, sin miramientos, pero otra vez la víctima es la misma: el empleado público. Ahora, sin embargo, la Junta de Andalucía con algunas organizaciones sindicales han dado un paso adelante para salvar la situación; a saber, si los perjudicados son los trabajadores de la Administración pública, pues muy fácil, nos inventamos las agencias y ya no hablamos de empleados públicos.

Y además, retomamos el diálogo social, porque han tenido a bien alcanzar un acuerdo al efecto con el Gobierno andaluz. Claro que eso choca con un par de problemas: en primer lugar, que no se sabe si el acuerdo incluye no quejarse por los recortes salariales de los que siguen prestando servicios en el marco de la Función Pública y, en segundo lugar, que nos olvidamos de que hay otro marco, el constitucional, que nos impide hacer lo que nos venga en gana.

Yo me pregunto si el siguiente paso es seguir un camino inverso al que en su día se adoptó, y me explico: si se decidió, una a una, crear hasta diez universidades públicas en Andalucía, a lo mejor ahora alguna mente política pensante, de esas que se mantienen por mis impuestos (que los pago a pesar de lo que diga ERC en campaña catalana), sugiere que la investigación y la docencia universitaria se puede dispensar desde una de las maravillosas Agencias a la carta.

Puede que con esa medida se impida perpetrar un 'atraco' y mi paga extraordinaria de junio y diciembre del 2011 no vaya a sufrir un 'pellizco' del 47%? No, si al final lo de la Agencia. Hay que tener en cuenta que la Reforma Laboral, esa que se aprueba por la Ley 35/2010, de 17 de septiembre, apuesta por la estabilidad en el empleo (contra la dualidad y la segmentación del mercado de trabajo) y rechaza la precariedad según defiende el propio Gobierno (y únicamente el Gobierno junto con sus ministros de alma sindical), así que, si me garantizan el empleo y no me recortan (estabilidad y ausencia de precariedad), pues lo dicho, la Junta, con las organizaciones sindicales, había dado en el clavo.

Pero a mí no me convence. ¿por qué soy así de desconfiado? No tengo motivos, un Gobierno andaluz y nacional, progresista, social, que defiende al más débil. que haya sido el primero en atreverse a recortar salarios cuando eso ni se prevé en el Estatuto Básico del Empleado Público (art. 38), que haya protagonizado la reforma laboral más regresiva en derechos sociales de los últimos 15 años, que haya sugerido hacer una modificación del sistema de pensiones al margen de los intereses de los trabajadores. Todo eso no es más que una campaña de desprestigio, del programa de la llamada agenda oculta que tanto miedo nos debe dar.

Pero desde la Universidad, ¿qué hacemos? Menos mal que nos han reconocido el Campus de Excelencia Internacional, por lo menos somos oficialmente listos, pobres, pero listos. Y pregunto, ¿qué hacemos? Porque al margen de esa excelencia, en una verdadera campaña de desprestigio, acoso y derribo de los empleados públicos, seguimos, como profesionales, demostrando el fruto de nuestro trabajo, que lejos de recortarse en un 47% reporta reconocimientos como el referido de la Excelencia. ¿Pero eso tiene algún tipo de efecto para el que contribuye, desde dentro y con su trabajo a su obtención?

Nada más lejos de la realidad, en nuestro mundo, en el que se acuño ese viejo principio de 'solve et repete' (que viene a ser como «cumple y después reclama»), falta añadirle un nuevo final, el que diga «y luego te aguantas», porque si levantas la voz eres: intolerante, insolidario, demagogo, no dialogante, arrogante, reaccionario. ¡Viva el pensamiento único! Este se ha convertido, de verdad, en el grito de guerra de nuestro Gobierno. Pero a mí me han dicho que en la universidad se enseña a pensar, que hay que crear mentes libres, capaces de hacer una valoración objetiva de la realidad y en eso estoy, y voy a seguir, a pesar del maltrato y la desmotivación que de forma galopante se extiende por el colectivo universitario.

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