Cómo lucir poco sin enseñar nada
Juanma Trueba
Publicado en As.com 05/11/2010
Bienvenidos al Festival de la Moda Islámica: Belleza en la Modestia. Los modelos que ilustran esta página han sido presentados en la semana internacional de la moda de Kuala Lumpur (Malaisia) y corresponden al afamado diseñador local Aktif Bestari. No se trata, aunque lo parezca, de vestimentas pensadas para la extracción de plutonio o para los profesionales de la apicultura. Son trajes de baño para la mujer musulmana.
La colección es diversa y colorista: los hay negros con vetas rosas, negros con tiras granates, negros con adornos azules y sencillamente negros, que lo clásico no está reñido con lo elegante.
El corte de los trajes varía entre los que se elevan, atrevidos, sobre el tobillo y los que lo ocultan sobriamente. Los tejidos son ligeros, aunque no transparentes (descuiden), y la caída de los camisones es recta, disimulando las curvas de cadera y pecho, curvas que marean, como todo el mundo sabe.
La capucha es innegociable y asemeja en su parte inferior a un foulard, muy propio para el agradable estío musulmán. Manos y pies quedan a su libre albedrío, totalmente descubiertos, alegres y juveniles, aunque dada la previsible transpiración que provocará el conjunto y su negritud, se recomienda moverse poco o nada.
Entre los minimalistas accesorios, un capricho: unas gafas de natación de látex (con perdón) que serán convenientemente reemplazadas tras el escueto baño por unas gafas de sol tipo mosca, de marca entre la clase pudiente.
Nada ha trascendido sobre los modelos de baño para los varones. Se supone que seguirán imponiéndose los básicos, la braga náutica y el boxer ajustado, con la barriga a modo de toldo. Y tampoco hay que olvidarse del audaz tanga, imprescindible en el armario del hombre moderno y liberal. Lo tradicional nunca pasa de moda, aunque debería.
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