'Soy

jueves, 10 de enero de 2013

¡Que les den 'croissants'!

 

¡Que les den 'croissants'! Por Teodoro León Gross 

La casta política se queja, cada vez más, del descrédito que sufren; como si fuesen víctimas de una osteoporosis moral inesperada. Claro que, en lugar de argumentos, parecen limitarse a la retórica del viejo pollito Calimero: «Esto es una injusticia, amiguitos». El efecto es ridículo. Como si un atracador, en el momento de encañonar con un arma a un cajero, le comentase: «Me preocupa la mala imagen de los atracadores, la verdad». Ese victimismo chusco -más propio del diván cinematográfico de Woody Allen que del debate político- está demasiado lejos de la realidad para ser eficaz.

La percepción de una casta privilegiada, desconectada de la sociedad civil, es corrosiva. Ahí está la querella en el Tribunal Supremo contra el presidente, cuatro ministros y casi 60 diputados que cobran la dieta de alojamiento a pesar de tener casa en Madrid. Salen a 1.800 pavos de gañote cada mes. Para ellos solo es otro pequeño plus del cargo con patente de corso; para la ciudadanía con el agua al cuello se trata de privilegios de casta. La gente está pasándolas canutas mientras ellos se plantean cómo cargar otro iPad de valvulina al contribuyente. O atajos en las empresas públicas para poder hasta duplicarse el sueldo a pesar de los recortes que afectan a los trabajadores. Viven en un mundo aparte. Y se les ve con ese aire de Maria Antonietta cuando le dijeron que la gente se rebelaba por falta de pan, y replicó «¡pues que coman croissants!».

Cada vez más adoptan la estética de 'la famiglia'. Ahí está lo de Rato: tras la debacle de Bankia, se le buscó acomodo en Endesa, y finalmente un retiro dorado en Telefónica. Es la práctica habitual en todas las administraciones. La alcaldesa de Jerez, tras dejar la localidad en bancarrota, ya va de directora general de Cualificaciones Profesionales. Burla tras burla. Se guían por el primer mandamiento de los Corleone: proteger a la 'famiglia' ante todo. Telefónica ya sirvió para sacar a Urdangarin de España en clase top; o dar a Javier de Paz, íntimo de Zapatero, sueldo 'king size'; o a Zaplana, pretoriano de Aznar. El poder genera su propio INEM a la carta, con multinacionales que les sirven de geriátricos de lujo.

Pues claro que la credibilidad política alcanza mínimos históricos. La casta y la corrupción ya superan como problema a la Educación y la Sanidad. Los datos del CIS no son 'poltergeist', sino la secuencia lógica de todo esto. Así surgen ofertas como Partido X, Democracia 4.0, Voto en Blanco, el PAH de los desahucios, derivados del 15M. En definitiva el 'politikverdrossenheit', que no es un palabro cómico tipo Ozores, sino el hastío de la política. Y ante ese hartazgo devastador, la casta no parecen tener más respuesta que la frase de Calimero.

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