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lunes, 19 de abril de 2010

Muñiz ¿culpable?

malaga 

Nabil Baha lucha un balón con Javier Baraja. / EFE

Muñiz es el culpable. Sí, culpable por complicidad. Precisamente lo que trató de evitar Antonio Tapia cuando decidió no continuar. El asturiano es culpable por muchas razones: por no haber apretado en sus exigencias, por no haber alzado la voz con la planificación de la plantilla, por no haber desmentido que este equipo es mejor que el de hace un año, por haber transigido con el desastre del mercado de invierno, por no decir las cosas claras (aunque duela)... Luego, aparte, está su cuota como entrenador del equipo, como hacedor de alineaciones y responsable de los cambios. Pero la realidad está fuera de duda: el Málaga no tiene más. Por eso, y porque es la tercera plantilla más barata de la Liga, también fue incapaz de superar al Valladolid y nunca ha dejado de ser candidato al descenso.

Crónica en SUR

Dos no pelean si no quieren. Si no pueden, ni siquiera se lanzan miradas de intimidación. El Málaga no le ganó a un equipo lleno de miedo. Básicamente, porque tenía tanto o más que su rival. El empate, a nada de fútbol, lleno de temores, fue prácticamente lapidario. No hubo goles, ni puntería, ni arrebato de furia en el arranque, ni siquiera prisa por colgar balones a la desesperada en los instantes finales. Ya casi ni quedan trenes con destino a la salvación. Y el Málaga sigue paralizado en el andén, viendo cómo sus perseguidores se suben a alguno o rabian porque no les da tiempo a llegar, pero reaccionando de alguna manera.

Crónica en Málaga Hoy

Abatidos, derrumbados y superados por la adversidad encararon el túnel de vestuarios 22 almas que vagan por la Primera División. Así se ponía fin a un decepcionante partido que sólo servía para repartir responsabilidades. Ayer no hubo distinción entre unos y otros. Malaguistas y vallisoletanos iban cogidos de la mano y todos miraban al abismo con la misma palidez en sus rostros.

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