'Soy

domingo, 11 de abril de 2010

De mal en peor

palop Palop no pudo atrapar el balón en esta acción y Caicedo se aprovechó de la circunstancia para marcar el 1-0.Foto:CARLOS MORET

Todo empezó en una pifia impensable de Palop. Se le escapó un remate débil de Duda y lo agradeció el impertérrito Caicedo, que emuló a Wanchope en un gol igual de atropellado ante el mismo rival, ante el mismo portero, seis años atrás. Ahí dejaron de actuar los payasos. Se acabaron las sonrisas para los locales. Llegó el error de Munúa, peor si cabe que el de su homólogo, y remontó el Sevilla, para colmo con un testarazo de Lolo, hace meses compañero y ayer verdugo. Sentenció el ex blanquiazul el 1-2 pidiendo perdón a dos manos. Fue como si el circo de los horrores se hubiera instalado en Martiricos. No hubo globos, ni niños felices, ni elefantes paseando. Hay miedo, y mucho, a caer en el hoyo. Suerte que luego llegaría el empate entre Tenerife y Valladolid, el resultado menos malo, y aunque ahora el descenso está un punto más cerca, las consecuencias podrían haber sido mucho peores.

Crónica en Málaga Hoy

El Málaga vive en el filo de la navaja. Sus limitaciones apenas alcanzan las últimas plazas de la tabla y, para colmo, acumula errores determinantes y ofrece altibajos demasiado peligrosos para cumplir los objetivos. Ayer comenzó bien ante el Sevilla en un derbi atractivo, pero en la segunda parte se diluyó tras encajar el empate y verse incapaz de plantar cara. El equipo hispalense ganó aplicando la ley del 'mínimo esfuerzo'. El error de Munúa afectó de una forma trascendental al equipo, que después se mostró inoperante y escasamente ambicioso, ofreciendo mucho trabajo sin apenas opciones ofensivas. Ninguno de los recambios que ordenó Muñiz funcionaron: Obinna no mejoró a Caicedo ni Luque hizo lo propio con Fernando. Fue un final del encuentro aciago, con menos control del partido y con dos goles en acciones a balón parado. Una vez más, el equipo blanquiazul fue incapaz de mantener su ventaja.

Crónica en SUR

Tuvo que ser Lolo, un ex malaguista, el que hundiera la cabeza del Málaga en el barro de la clasificación. Tuvo que ser el Sevilla, un vecino pero un eterno rival, el que se regodeara en su victoria sobre los malaguistas. Tuvo que ser Munúa, de los mejores ayer y el más regular a lo largo de toda la temporada, el que diera vida al rival con un error de bulto. Tuvo que ser otra vez una derrota la que rompiera el mágico ambiente de La Rosaleda y que metiera en serios problemas al equipo de Muñiz. Una semana más, el Málaga vuelve a perder. Se ha acostumbrado tanto que parece más un estilo de vida que una maldición. Ya las cuentas de si se gana a uno u a otro sirven de poco. Este equipo vive una agonía constante para intentar escapar del pozo. Y mientras los de atrás muerden, el Málaga sigue siendo un bonito caramelo presto a ser engullido.La afición y los ´entendidos´ se agarran al clavo de que hay equipos peores para ser optimistas con la salvación. Puede ser cierto, pero por el momento –y van 31 jornadas–, este equipo no ha demostrado ser mejor que casi nadie.

Crónica en La Opinión

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