'Soy

domingo, 17 de abril de 2011

Domingo de Ramos

Como siempre y como nunca, el gran aparato, el gran teatro en la calle, el espectáculo barroco arranca con su primer acto. Málaga se transforma según la voluntad de cada uno y se hace fiesta en la primera jornada del dolor. Las calles se convierten en escenarios y las procesiones las ocupan y compiten en la suma de los sentidos, en la exageración de las sensaciones. El primer golpe de martillo da la señal y la mole del trono se levanta y besa la brisa. ¡Suerte! 

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La “Pollinica”
 
La Semana Santa está hecha de momentos efímeros, de visiones eternas en su fugacidad. Las visiones son los detalles que vamos sumando a partir de hoy en el archivo de los sentimientos. Dominica de Pasión y, ya se sabe, al que no estrenaba se le caían las manos, que dice el refrán que no se cumple desde hace mucho. La paradoja está servida desde el primer momento; la luz, la calidez del clima, las sonrisas de las gentes que salen temprano para ver cómo la ciudad recibe a Jesús a lomos de un pollino. Los niños sostienen las palmas y el olivo es símbolo de la paz imposible porque se tienen que cumplir las escrituras. Nos vamos para la Alameda, allí luce en todo su esplendor el cortejo alegre y confiado. La Virgen del Amparo esboza una sonrisa leve, un instante de felicidad. La Pollinica está en la calle y el corazón se rejuvenece un instante que parece eterno aunque no lo sea porque los años se van acumulando pero no importa, dejadme una palma que yo vuelvo a ser niño, hebreo de pacotilla en la procesión alegre y confiada. 

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Virgen de Lágrimas y Favores
 
Las Fusionadas, como indica su nombre son muchas y la Virgen de Lágrimas y Favores se contradice entre el dolor y esta alegría que estalla en el cielo azul de la mañana. Es muy hermosa y no merece esa pena que cubrirá su maternidad, su mediación, su favor. 

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El Huerto
 
El Huerto es solera, una palabra antigua que merece de sobra por su historia y por la manera de conservarla. El Señor que suda sangre, obra de Ortiz, cae de rodillas y pide que, si es posible, aparten el cáliz de las amarguras, pero no, el ángel sólo puede confortarlo mientras el olivo besa la tarde. Hay que ver salir la cofradía de su casa-hermandad o a su paso por Carretería, una calle que vamos a nombrar muchas veces a lo largo de estos días. La Virgen de la Concepción Dolorosa, vestida de maravilla, una de las mejores de Málaga en su exorno desde hace muchos años, tiene un olivo de sedas y oros en su manto. 

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Jesús de la Soledad
 
Desde Capuchinos, manso y suave como el cordero de Zurbarán, llega Jesús de la Soledad, la que acompañará durante horas que son siglos y para que aminore esta capacidad de no tener dónde asirse la Virgen del Dulce Nombre le sigue, tu nombre, hijo, el que se irá deshojando en cada golpe, en cada caída, en la muerte final. 

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Salutación
 
El Nazareno de la Salutación se encuentra con las mujeres; su mano se adelanta en un gesto de protección, de amor. La salida por la puerta de San Felipe exige pericia y emociona, sin duda, a todos los que la presencian. Blanco de pureza es el camino que abren sus nazarenos. El frente de procesión es uno de los más bellos de la Semana Santa. 

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Virgen de la Salud
 
Luís Álvarez Duarte talló la muy bella imagen de la Virgen de la Salud. La cofradía tiene una salida complicada por la puerta de la iglesia de San Pablo. Los hombres de trono tienen que realizar un gran esfuerzo pero, ya se sabe, con amor todo se consigue. Delante, el primer crucificado que se pasea por las calles de Málaga, obra también de las gubias del imaginero hispalense que ha sabido darle energía en la dulzura del modelado. 

El Prendimiento cumple Cincuenta Años de la bendición del Señor y yo tuve el honor de pregonarlo y llevo muy orgulloso el escudo de la hermandad que me entregaron. Es el momento de la traición. Judas besa al inocente. Una gran cofradía con magníficos tronos y excelentes insignias, muy malagueña en todo. Su escuela-taller desarrolló una labor encomiable en la transmisión de las artesanías cofrades. La subida por la calle Carrión es digna de verse, no la sube, la escala al paso perfecto. También el encierro con los tronos uno frente al otro, levantados a pulso, una vez y otra, suena la música y el barrio de Capuchinos vive uno de sus momentos más felices, porque, claro es que de alegría se trata, la del pueblo, la de todos. 

El esfuerzo de reorganización de las cofradías desde finales de los setenta del pasado siglo es encomiable en todos los sentidos. Las incorporaciones de éstas al conjunto de hermandades ha enriquecido de manera más que notable a la Semana Santa. Es el caso de la Humildad, cofradía que baja de la basílica de la patrona y se aroma con el azahar del barrio de la Victoria. Pilatos no ve delito en el reo y lo presenta al pueblo después del suplicio en el pretorio. La espalda de la imagen que tallara Buiza mueve a la compasión. La entrada de la cofradía en la catedral es uno de los momentos más emocionantes del itinerario. Es cofradía elegante que tiene como cotitular a la Virgen de la Merced, advocación llena de sabor cofrade. Álvarez Duarte es un imaginero muy experto en recrear los arquetipos de belleza andaluza. Esta imagen es un excelente ejemplo. Mantiene la dignidad del dolor en un punto exacto de belleza que linda con la ternura. 

Del artículo “La Semana Santa de Málaga, pinceladas en un óleo de inmensa belleza” del profesor de la Universidad de Málaga Antonio Garrido Moraga, publicado en el diario SUR de Málaga, 15.04.11.

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