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lunes, 9 de agosto de 2010

Erradicar la partitocracia

partitocracia

España necesita erradicar la partitocracia corrupta

Francisco Rubiales

Sin corrupción nunca habríamos sido derrotados por la crisis, ni existirían los millones de desempleados. La corrupción, que no es sólo robar dinero y cuya manifestación más nauseabunda es anteponer los intereses del propio partido y de la "casta" política al bien común, está en el corazón de la partitocracia española, envilece la sociedad y es, con gran diferencia, la principal causa de nuestras desgracias.

Algunos inocentes creen que la corrupción sólo consiste en robar e incrementar el propio patrimonio. Pero esa quizás sea la faceta menos maligna de la corrupción pública. Corrupción es, sobre todo, no cumplir las promesas electorales, comprar votos en el Congreso con dinero público, recaudar en nombre del partido, cobrar comisiones a cambio de contratos y concesiones, silenciar a los medios de comunicación a cambio de concesiones, frecuencias y dinero publicitario, falsear los concursos públicos para dárselo a los amigos, engordar el Estado llenándolo de enchufados, familiares, amigos y compañeros del partido, endeudar al país sin prudencia, empeñando a las futuras generaciones, despilfarrar, mentir y gobernar no para servir al bien común sino para mantenerse en el poder, prácticas todas ellas cotidianas y habituales en la despreciable "casta" política española.

Lo ocurrido con Jaume Matas y el caso Gürtel demuestran que el PP ha seguido la senda corrupta del PSOE y que hoy los dos grandes partidos políticos españoles están corrompidos hasta la médula, sin que ninguno de ellos merezca el apoyo de los ciudadanos decentes. Pertenecer a uno de esos dos partidos o apoyarlos es ya prueba suficiente de que se milita en la indecencia y de que no se merece el título de demócrata.

Pero el problema es mas grave de lo que parece porque esos mismos partidos políticos que han llenado de basura la política española se sienten tan felices en el lodazal y están tan envilecidos que prefieren ignorar su hedionda enfermedad y seguir aferrándose al poder y a los privilegios, hasta el punto de impedir que se realicen las reformas urgentes que España necesita para dejar de ser una pocilga.

España parece ya un país abandonado por Dios. Los ciudadanos españoles, acosados por una crisis que fabrica miles de parados cada día y que llena las calles de nuevos pobres, se enfrenta ahora a un nuevo dilema político desolador: ¿Que es más urgente, expulsar del poder a un Zapatero inepto que nos lleva hacia el abismo de la pobreza y la derrota como pueblo o combatir la partitocracia corrupta que nos ensucia a todos? Si la prioridad es expulsar a Zapatero, entonces habrá que dejar a un lado la miseria indecente del Partido Popular y elegirlo en las urnas como alternativa de poder. Pero, si optamos por combatir la partitocracia, habrá que llenar las urnas de votos en blanco y de votos nulos que incluyan en las papeletas la leyenda "chorizos".

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