Banda de cornetas y tambores de Bomberos, toda una institución en Málaga
Es la primera Dolorosa que vuelve después de haberlo descendido de la Cruz, en las manos la corona de espinas; por el contrario, tus fieles te han labrado preciosa corona de formas dieciochescas. Eres un anticipo del dolor más acerbo, el que te cubre con el fuerte viento que se ha levantado en este día de apoteosis.
Mena y la Esperanza, la ciudad en la calle, hoy se come donde se puede, no cabe un alfiler, los carritos de golosinas hacen su agosto y yo que me alegro mucho, desde la mañana en el puerto, cuando llega la Legión, hasta la madrugada de la bendición del Nazareno, no hay un momento de reposo. Málaga se mira en el espejo de su historia y se siente bella y feliz y no es para menos. La Esperanza pisará el romero que quita lo malo y trae lo bueno. Es el día por antonomasia, el día que reluce más que el sol.
Santa Cena
No caben, esa es la verdad, son tantos y el momento tan intenso. Hay que ver a la Cena a la salida, muy cerca de la Tribuna de los Pobres. Los tronos, dos barcos, avanzan al paso malagueño, que es andar con el alma y sufrir en el hombro.
Arcabuceros en el desfile de Viñeros
Virgen de Traspaso y Soledad
El sol se hace mosto en las vides y el Señor de Viñeros lleva en la mano la llave de su casa que le han entregado las monjas. Desde que lo vi me enamoró el trono de madera dorada de la Virgen de Traspaso y Soledad. Lleva el mejor palio, el cielo.
Cristo de la Buena Muerte
La Legión acompaña al Cristo de la Buena Muerte
Virgen de la Soledad
Mena es uno de los hitos del imaginario malagueño, es el recuerdo del crucificado perdido y es la realidad de esta maravilla que talló Paco Palma. La ciudad aplaude hasta que las manos echan humo al paso de la Legión; detrás, la elegancia de la Soledad y la Marina en el rastro de las flores de lis. A Carretería, allí hay que verla.
Jesús de la Misericordia (El Chiquito)
Penitencia tras El Chiquito
El Chiquito ha caído en tierra y su madre es llanto hecho plata exquisita. ¡Qué solera! Pocas cofradías con tanto arraigo, pocas tan queridas. Hay que verlo en el encuentro con Zamarrilla en Puerta del Mar.
Cabeza de procesión de Zamarrilla
Zamarrilla es pura leyenda hecha rosa y mirada hacia el cielo y novelada en ese magnífico libro de mi hermano Pedro Luis Gómez; es la ermita, es la historia, es el límite entre dos barrios que aman por igual a la cofradía. Es la imagen soberana del Cristo de los Milagros y la palabra poética de un hombre que tuvo el privilegio de ver en el rostro del crucificado el de su padre que ya no estaba, que ya no lo llevaba de la mano como antaño, que no lo iba a subir más al arco de la campana; pero ahí está, tenlo por seguro, en el mismo palco en que está el mío y todos los cofrades de buena voluntad.
Nazareno del Paso y Virgen de la Esperanza
La apoteosis es la Esperanza y el silencio reverencial es el Nazareno del Paso. Esta es Málaga, aquí se empieza y aquí se acaba. No es menester decir más. En la Alameda en el cruce con Mena. Les he dicho tantas cosas a lo largo de mi vida, tantas reflexiones, tantas alabanzas, tantos adjetivos, he recreado el pasado y hasta estoy seguro de que tengo la sangre de color verde terciopelo. Tú, Varón de Dolores, Tú, Divina Prisionera del Romero.
Nazareno, dame cera
Expiración y Esperanza, Esperanza y Expiración se han hermanado, alianza de amor. Las dos imágenes bajaron juntos de la meseta en un camión, dialogaron y después cada uno se fue a cumplir con su destino. Alianza formidable y única, Amando y Manolo, Manolo y Amando, muy bien hecho.
Del artículo “La Semana Santa de Málaga, pinceladas en un óleo de inmensa belleza” del profesor de la Universidad de Málaga Antonio Garrido Moraga, publicado en el diario SUR de Málaga, 15.04.11.
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