Martes, 19 de Octubre de 2011
3ª Jornada Liguilla de Dieciseisavos de Final de la Copa de Europa
Estadio Santiago Bernabéu, 73.000 espectadores (casi lleno)
Real Madrid C. F. (4) - Olympique de Lyon (0)
De terciopelo fue la goleada de anoche en el Bernabéu. Lo presenciado anoche en Chamartín, aunque el rival usando el símil taurino fuese noble y escaso de presencia y juego, demuestra que el Madrid quiere este año sí hacer las cosas bien, que su fútbol es de precisión, de velocidad, de músculo y de vértigo en definitiva y que es igual de válido que el de otros. Cierto es que la tendencia refleja que el Madrid se está abonando a desmelenarse cuando ve el marcador a favor, cuando el aire roza su mejilla y lo empuja a navegar.
Gran partido sí señor. El Lyon salió de por si empequeñecido muy arropadito y encerrado atrás esperando una contra salvadora que culminara Gomis en una cabalgada. No hubo tal sueño porque mi equipo fue un huracán. Se jugó rápido y bien en campo contrario buscando la portería rival y recuperando con prontitud la pelota. Alonso ejercía de mariscal con mando en plaza y Ozil jugaba entre líneas. La soledad de Ronaldo me lleva a pensar que está de retiro espiritual buscándose a si mismo, intentando revelar su otro yo interior que le permita liberarse para mientras tanto ser justo y generoso con el equipo y los compañeros. El planteamiento francés duró lo que un caramelo a la puerta de un colegio. Saca Ozil el córner, Ronaldo que se alisa el pelo con la pelota y Benzema que fusila en boca de gol las ilusiones galas y coloca el 1-0, justo e inapelable, en el marcador. De ahí al descanso torrente de ocasiones y juego de mi equipo con un gol por medio bien anulado a Gomis por clamoroso fuera de juego.
Tras el receso y nada más comenzar Benzema se escapa de su marcador que se trastabilla en el despeje y después de carrerón hacia el área le tira una flor a Khedira que como un tanque la enchufa en la portería. 2-0 y el Bernabéu a disfrutar. Aún, antes de su cambio, tendría tiempo Ozil de hacer el tercero cuando después de una buena combinación en la frontal y despeje de la defensa gala el esférico cae a pies del alemán que dispara cruzado y Lloris introduce en su propia portería la pelota. El 4-0 llegaría por obra de Ramos tras centro de Kaká a la salida de un córner.
En definitiva fue una noche redonda donde se ha comprobado que el Madrid quiere y puede, que hay ilusión y que somos un equipo.
Un saludo.
¡Hala Madrid!
Germinal García
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